lunes, 14 de mayo de 2012

FRANCISCO DE QUEVEDO

Francisco de Quevedo

 

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido como Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580[1]Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645), fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española y es especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas y obras dramáticas.
Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.


                         
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FRANCISCO DE QUEVEDO

Francisco de Quevedo

 

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, conocido como Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580[1]Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645), fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española y es especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas y obras dramáticas.
Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago.


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LUIS DE GÓNGORA

Nació en Córdoba en el seno de una ilustre familia y estudió en la Universidad de Salamanca. Recibió órdenes religiosas y en su juventud ya era bastante famoso puesto que Cervantes habla de él cuando Góngora sólo tiene 24 años. Obtuvo un cargo eclesiástico de poca importancia pero que le permitió viajar por España con frecuencia y frecuentar la Corte en Madrid. Se establece en esta ciudad y consigue que Felipe III le nombre su capellán. A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, en Góngora, ni la religión ni el amor, pese a algunas aventuras juveniles, ocupan un lugar importante en su vida o en su poesía. Parece que le domina un solo sentimiento, el de la belleza, pues el amor y la naturaleza, asuntos de los que trató con perfecto dominio, más que sentimientos en él aparecen como pretextos para la creación poética. Al final de su vida, agobiado por la deudas, se traslada a Córdoba, donde muere.

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viernes, 11 de mayo de 2012

LAS ILANDERAS

Las hilanderas
Hacia 1657
Lienzo. 2,20 x 2,89
Museo del Prado, Madrid.
Obra de los últimos años del pintor, Las hilanderas fue interpretado durante mucho tiempo como cuadro de género, simple visión de un taller de trabajo en la fábrica real de tapicería; algo inconcebible en la España de su tiempo para cuadro de tan grandes dimensiones. Hoy sabemos que en realidad el cuadro representa un pasaje mitológico: la contienda de Palas y Aracne sobre sus habilidades en el telar, que concluye con la maldición de Palas, el suicidio de Aracne y su transformación en araña.
Como en sus restantes lienzos mitológicos, Velázquez ha eludido toda grandilocuencia y ha magnificado las alusiones a lo cotidiano contenidas en el mito, en este caso el ambiente cerrado y fabril del telar. La técnica se ha hecho prodigiosamente suelta y el toque impresionista sugiere y cuaja la realidad en toda su viveza. La seguridad y la maestría de Velázquez para captar lo transitorio tiene aquí, quizá, su realización más perfecta. El aire circula y casi se escucha el zumbar de la rueda del torno de hilar.
El lienzo fue pintado para un coleccionista privado, don Pedro de Arce, y no ingresó hasta el siglo XVIII en las Colecciones Reales, sufriendo entonces unas adiciones de importancia en la parte superior y en el lateral izquierdo que modificaron (es preciso decir que con extraordinaria maestría) sus proporciones originales.


 

LOS BORRACHOS

Los borrachos
Hacia 1629
Lienzo. 1,65 x 2,25
Museo del Prado, Madrid.
Los borrachos o el Triunfo de Baco debió de pintarse en Madrid en 1629, el año siguiente del viaje de Rubens a la corte española, y quién sabe si esta primera composición mitológica de Velázquez no responderá a una sugestión del gran flamenco.
Pero nada hay más opuesto a la concepción ampulosa y sensual del pintor de Amberes que este modo personal, simple y cotidiano de interpretar la escena, casi como de cuadro de género, que ha hecho pensar a veces si la intención del pintor era expresar lo mitológico, copiar una escena tabernaria, o burlarse de los dioses antiguos.
Baco es un mocetón fornido, de labios sensuales, que se ha desnudado como por burla, y sus acompañantes son pícaros o soldados de los Tercios, vistos en su más inmediata realidad. La técnica es la de sus años sevillanos, con fuerte acentuación de los contrastes luminosos y un modelado apretado y naturalista. Sin embargo, en el paisaje se van introduciendo los tonos grises y la pincelada es algo más ligera que en sus primeras obras.


 

LA VENUS DEL ESPEJO

La Venus del espejo
Hacia 1649 - 1651
Lienzo. 1,22 x 1,77
National Gallery, Londres.
Las mujeres desnudas son una temática más bien insólita en la pintura española. Si bien de Velázquez sólo conservamos un cuadro de desnudo, se sabe que por lo menos pintó otros tres. El primer registro de esta obra procede de 1651, de la colección del marqués del Carpio, que era hijo del primer ministro del rey.
El cuadro pudo ser pintado antes del segundo viaje de Velázquez a Italia (1649-1651) o en Italia mismo, desde donde sería enviado a España. El artista creó su propia imagen de la diosa Venus, pero la idea de reclinarla y presentarla de espaldas, con Cupido sujetando el espejo, procede de Tiziano.
En lugar de mostrar fuertes contrastes de luz y sombra y elaborar con fidelidad minuciosa la textura superficial de los objetos para crear una ilusión de realidad, Velázquez llega aquí a pintar lo que el ojo realmente percibe. Los colores se funden unos con otros, los contornos no se destacan y los detalles son sugeridos pero no descritos. El reflejo de la diosa no es real, pues el espejo no puede recoger la cara de Venus desde esta posición. Una tira añadida en la parte superior del lienzo nos indica que la inclusión de Cupido con el espejo fue posterior a la primera realización.


 LA VENUS DEL ESPEJO

Las Lanzas o La Rendición de Breda
1634 - 1635
Lienzo. 3,07 x 3,67
Museo del Prado, Madrid.
Para la decoración del Salón de Reinos del Buen Retiro, en la que trabajan también tanto los artistas cortesanos más viejos (Carducho, Caxés, Maino) como las más jóvenes promesas (José Leonardo y Pereda), realiza Velázquez hacia 1634 una de sus obras de mayor belleza, que habría de convertirse también en una de las más populares: La Rendición de Breda o Las Lanzas.
El lienzo es sin duda una de las piezas capitales de toda la pintura universal en que se haya pretendido expresar un hecho militar contemporáneo. La composición, de sereno equilibrio clásico, contrapone los gestos de los protagonistas, vencedor y vencido, en elegante armonía: sereno y cordial el vencedor; con digno rendimiento resignado el vencido.
Velázquez conocía muy bien el rostro del general Ambrosio Spínola, pues había realizado con él su primer viaje a Italia y quizá le oyese personalmente comentar el famoso hecho de armas sucedido en 1625. Los personajes que acompañan son algo más que comparsas, pues tanto el grupo de los españoles como el de los holandeses se hallan rigurosamente individualizados.
El paisaje del fondo, de una luminosidad y trasparencia inolvidables, nos da la medida del Velázquez "pintor del aire". Se han señalado numerosos antecedentes de la composición en grabados franceses y flamencos, con frecuencia mediocres, que Velázquez hubo de interpretar con el tanto de verdad que hace de su estilo el más sencillamente pictórico de toda la historia del Arte.

 

LAS MENINAS






 Las Meninas es la obra más famosa de Velázquez. Fue pintada por el genial artista sevillano en 1656, según Antonio Palomino, fecha bastante razonable si tenemos en cuenta que la infanta Margarita nació el 12 de julio de 1651 y aparenta unos cinco años de edad. Sin embargo, Velázquez aparece con la Cruz de la Orden de Santiago en su pecho, honor que consiguió en 1659. La mayoría de los expertos coinciden en que la cruz fue pintada por el artista cuando recibió la distinción, apuntándose incluso a que fue el propio Felipe IV quien lo hizo.
La estancia en la que se desarrolla la escena sería el llamado Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid, estancia que tenía una escalera al fondo y que se iluminaba por siete ventanas, aunque Velázquez sólo pinta cinco de ellas al acortar la sala. El Cuarto del Príncipe estaba decorado con pinturas mitológicas, realizadas por Martínez del Mazo copiando originales de Rubens, lienzos que se pueden contemplar al fondo de la estancia.
En la composición, el maestro nos presenta a once personas, todas ellas documentadas, excepto una. La escena está presidida por la infanta Margarita y a su lado se sitúan las meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco. En la izquierda se encuentra Velázquez con sus pinceles, ante un enorme lienzo cuyo bastidor podemos observar. En la derecha se hallan los enanos Mari Bárbola y Nicolasillo Pertusato, este último jugando con un perro de compañía. Tras la infanta observamos a dos personajes más de su pequeña corte: doña Marcela Ulloa y el desconocido guardadamas. Reflejadas en el espejo están las regias efigies de Felipe IV y su segunda esposa, Mariana de Austria. La composición se cierra con la figura del aposentador José Nieto.


                                        La Familia de Felipe IV

ZURBARA- CUADROS RELIGIOSOS

Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 7 de noviembre de 1598Madrid, 27 de agosto de 1664) fue un pintor del Siglo de Oro español.
Contemporáneo y amigo de Velázquez, Zurbarán destacó en la pintura religiosa, en la que su arte revela una gran fuerza visual y un profundo misticismo. Fue un artista representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. Sus representaciones se alejan del realismo de Velázquez y sus composiciones se caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos.

  

lunes, 7 de mayo de 2012

Gibraltar es un territorio de ultramar del Reino Unido, con el estatus de Territorio Británico de Ultramar, y amplias capacidades de autogobierno. Está situado en el extremo meridional de la Península Ibérica, al este de la bahía de Gibraltar, y que se extiende sobre la formación geológica del peñón de Gibraltar (en inglés: the Rock of Gibraltar o también, The Rock), península que domina la orilla norte del estrecho homónimo, comunicando el mar Mediterráneo y el océano Atlántico. Limita con España y alberga una población de cerca de 29.000 habitantes en una superficie de menos de 7 km2, con una economía basada en el sector de servicios, principalmente como centro financiero, turístico y puerto franco. Aprovechando su privilegiada posición estratégica, cuenta con una base aeronaval de las Fuerzas Armadas Británicas.