Esta obra, la más extensa y conocida de Berceo, narra veinticinco hechos milagrosos llevados a cabo por la Virgen Maria en favor de sus devotos, precedidos de una introducción de carácter alegórico. Se trata de una colección antológica de milagros cuya selección podría relacionarse, según Gariano 1 y Cacho 2, con un múltiplo de cinco, número mariano por excelencia y, en este caso, verosímil fundamento de la articulación formal del libro. Respecto de la fecha de su composición, según Dutton 3, «por la copla 325 sabemos que Berceo escribía antes de 1246, pero por la copla 869 sabemos que también escribía, por lo menos este milagro [el 24, "La iglesia robada"], después de 1252».
Como es bien sabido, Berceo no inventa los temas de sus composiciones, sino que su actividad creadora se centra en divulgar en romance los relatos escritos en latín. De ahí que para sus narraciones milagrosas dispondría de aquellas colecciones latinas de milagros marianos que eran difundidas por los monasterios más notables. Entre dichas fuentes latinas, el ms. Thott 128, de la Biblioteca Real de Copenhague, parece ser la copia más cercana del manuscrito que utilizaría Berceo, ya que en ese texto se comprueba el mismo orden de los relatos que sigue el poeta riojano en su obra. Berceo únicamente añade el mencionado milagro 24, "La iglesia robada" 4, cercano a él en el espacio y en el tiempo y del que no hay rastro en las colecciones latinas. Tampoco se han encontrado huellas de la fuente directa de la Introducción, si bien para la elaboración de este excepcional prólogo no debe descartarse la idea de que se inspirase en los motivos y tópicos tradicionales en la literatura de su tiempo, y muy socorridos en la formación cultural de los educados en San Millán.
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